🤯 De Suiza a la indignación: cuando la política nos da vergüenza ajena
¿Viste cuando sentís que te están tomando el pelo? Bueno… así arranca esta historia. Resulta que en medio del quilombo cotidiano que vivimos en Argentina —sí, inflación, inseguridad, falta de laburo, cortes de luz, calles rotas, etcétera— sale a la luz que una concejala de Quilmes se fue de vacaciones a Suiza 💸. Pero pará, eso no es lo más loco. La mina está procesada por la justicia 😳. Y aún así, se pasea por Europa como si nada… ¡y encima está feliz!
🧳 ¿Turismo judicial?
La transcripción que leí (sí, esa que parecía sacada de un sketch de Capusotto) habla de una concejala que gana dos millones de pesos por mes —sí, leíste bien: dos millones 💰— por hacer... bueno, nada. Mientras vos transpirás la camiseta tratando de llegar a fin de mes, esta señora se va a Suiza y canta, feliz de la vida, como si fuera influencer de viajes.
Y ojo, no es que se fue calladita. No. Lo hizo bien visible. “La agarraron con las manos en la masa”, dicen en la transcripción. ¿Y sabés qué es lo peor? Que ya estaba procesada por otro escándalo anterior (tirar... 💩 en la casa de alguien, no jodo). ¿Qué es esto? ¿Una serie de Netflix? No. Es política argentina, papá 🇦🇷.
🏘️ Mientras tanto, en la vida real...
Mientras ella estaba en Suiza, vos capaz estabas viendo si te quedaba gas para cocinar, si el agua iba a volver antes del mediodía, o si la calle se inundaba otra vez porque nunca arreglan el desagüe. Esa es la bronca que te da. Esa sensación de desigualdad que te come por dentro. Porque no es solo que ellos tienen más, es que lo tienen con nuestra plata.
Y uno dice: "Bueno, capaz hizo las cosas bien y ahorró". Pero no, no es así. Acá hay guita pública, hay abuso de poder, y encima hay impunidad. Es como que te escupan en la cara y después te digan “es lluvia, quedate tranqui”.
😡 El cinismo político
Lo más fuerte de todo esto es el tono con el que lo cuentan. “Sí, la concejala está feliz. Todo el mundo está feliz”. ¿En serio? ¿Feliz por qué? ¿Porque puede irse del país mientras tiene causas abiertas? Porque si hay algo que no deberíamos normalizar es eso: que los que tienen poder hagan lo que se les canta sin rendir cuentas.
Y acá el lenguaje que usa la transcripción es claro. Hay sarcasmo, hay bronca, hay una mezcla de risa nerviosa y furia contenida. Una especie de “no lo puedo creer pero tampoco me sorprende”. Porque ya estamos tan acostumbrados a estas cosas que hasta dejamos de indignarnos como antes. Pero no deberíamos.
🎤 La grieta, como siempre
En un momento del discurso se menciona que “los kirchneristas la bancan”. Y ahí entra la grieta. Otra vez. Siempre la misma historia. En lugar de ver el problema como ciudadanos, lo partimos en dos: “ellos” y “nosotros”. Y así no vamos a ningún lado. Porque lo que está mal, está mal. Sea del color político que sea.
No se trata de ideología, se trata de ética. Y de respeto, che. Porque mientras uno se mata laburando, otros usan el cargo para hacer turismo VIP.
😤 El hartazgo silencioso
Hay una frase que me quedó picando: “una tomada de pelo”. Y sí, así se siente. Como si nos estuvieran boludeando en la cara. Porque mientras muchos pelean por tener un plato de comida en la mesa, hay otros que usan el Estado como un trampolín personal.
Y ojo, no es una crítica ciega. Todos sabemos que no todo político es chorro ni todo concejal vive en la abundancia. Pero cuando salen casos así, duelen. Y mucho. Porque son como puñaladas a la confianza, que ya bastante maltrecha está.
📱 La furia en redes
Ni hablar de cómo explotaron las redes cuando se supo esto. Memes, videos, indignación en Twitter (bueno, X ahora 😅), y gente preguntándose: ¿hasta cuándo? ¿Cuánto más vamos a soportar que nos roben el futuro en cuotas?
Y es lógico. Porque uno puede aguantar muchas cosas, pero la injusticia reiterada... esa quema.
🙄 ¿Y la justicia?
Acá hay otro tema clave. ¿Cómo puede alguien procesado por la justicia salir del país como si nada? ¿Qué pasó con las alertas, con las restricciones? ¿O será que para algunos el pasaporte tiene superpoderes?
Si no hay consecuencias, si no hay castigo, todo esto se repite. Hoy es esta concejala, mañana será otro. Y así, seguimos.
🧠 ¿Qué aprendemos de todo esto?
Capaz nada. O capaz sí. Capaz aprendemos que hay que hablar, denunciar, visibilizar. Que no podemos seguir en modo “bueno, ya fue, son todos iguales”. Porque no son todos iguales. Y porque, si no hacemos algo, esto no cambia más.
No se trata de tirar odio porque sí, sino de poner los puntos donde hay que ponerlos. Porque nadie debería estar por encima de la ley. Nadie debería usar su cargo para vacacionar mientras tiene cuentas pendientes. Y nadie, pero nadie, debería burlarse de la gente que lo votó.
🧾 En resumen (y con bronca)
Este caso es una radiografía perfecta de lo que no queremos más. De lo que nos cansa. De lo que nos da vergüenza ajena. Una política que canta feliz en Suiza mientras en Argentina miles hacen malabares para comprar un litro de leche.
No es resentimiento. Es sentido común. Y sentido de justicia.
Así que sí, señora concejala: ojalá la esté pasando bárbaro en los Alpes. Pero acá abajo, en el barro, cada vez cuesta más aguantar.
Y vos que leés esto… no aflojés. No te acostumbres. No compres el cuento. Porque si algo nos queda, es la bronca organizada.
💪🔥
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